Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Tuesday, April 08, 2008

Sin setas no hay paraíso

O eso debió pensar Alfredo Villaveirán, de Hotel Restaurante CasaVillaveirán, alojamiento y comidas, cuando descubrió la fórmula del éxito culinario una tarde de domingo, durante una excursión campestre y familiar, bajo un olmo seco, en forma de alegres y hermosísimos champiñones. Recogió un puñado con la intención de hacerse una tortilla esa misma noche y el resultado se convirtió en una cena que nunca olvidará: "(...) las bombillas brillaban de una manera especial, casi corpórea, te parecía que si alargabas la mano ibas a ser capaz de tocar la luz. Estábamos de un humor excelente, todo el rato riendo, a Mari casi le da un ataque en el sofá, y eso que la tele estaba apagada. No sé cómo explicarlo, me sentía muy bien, divertido, hasta guapo, lleno de vida. Mari me dijo: "teníamos que haber cogido más champiñones, no recuerdo una cosa igual". Y eso me dio la idea". [Esto es un extracto de la entrevista concedida a Amalia Portiso, la presentadora del late show Contigo, el programa estrella de Tele Sagunto 2]. Al día siguiente Alfredo Villaveirán volvió al bosque y así comenzó todo.

Su pequeño negocio gastronómico se convirtió de la noche a la mañana en un restaurante temático de dos plantas. Pasó de dar tres o cuatro comidas al día a tener el local lleno hasta septiembre de 2009. Hizo un montón de reformas para hacer frente a las nuevas necesidades: cambió de menú, de decorador, de mujer y de cocinero. El boca a boca le catapultó a la fama y, pronto, no había restaurante de la región que no intentara su famosa receta de champiñones a la Villaveirán, aunque sin el mismo éxito. Politicos locales, comerciantes y primeras vedettes se convirtieron en sus clientes más habituales y el precio del menú comenzó a subir escandalosamente. En febrero , apenas tres meses después del hallazgo silvestre, costaba ya unos 150 euros comer en Hotel Restaurante CasaVillaveirán. Era cuestión de tiempo que las autoridades se hicieran eco de la fama de don Alfredo: un cliente, molesto porque le habían adjudicado a otro su mesa, un primo en narcóticos, una investigación, un laboratorio dispuesto, unos análisis y la noticia estaba servida: los champiñones de Villaveirán resultaron ser unas setas parecidas a los bonguis con una cantidad de psilobicina suficiente para tumbar a un caballo. El escándalo se hizo alucinógeno. La policía entró a saco, confiscó, precintó, interrogó y Villameirán pasó la noche en el cuartelillo. A la mañana siguiente, en la televisión local, el teniente Ulibarri comentó: "Sospechábamos desde hace tiempo, no era normal que la gente fuera tan feliz"

Nadie ha vuelto a cruzar el umbral de CasaVillameirán desde entonces. La fiscalía del Estado pide penas de diez a veinte años por posesión, tráfico y consumo ilegal de drogas y por atentado contra la salud pública. Mientras, el acusado explica su culpabilidad imprudente y habla de un complot gubernamental para cerrarle el chiringuito y quedarse con las setas. Además, se queja de una excesiva presión social: "(...) llaman a media noche, una vez, dos veces. Si contestamos, callan. Luego cuelgan. Al rato vuelven a llamar. Me han llenado el buzón de amenazas mortales y de insultos la fachada y las paredes del ascensor. Mi mujer ha tenido recurrir a un psicólogo para sobrellevar todo esto, no tenéis piedad, por favor, yo no he hecho nada". Aunque lo cierto es que media comunidad valenciana está siendo tratada en curas de desintoxicación con opiáceos e hipnóticos para superar el síndrome de abstinencia. La gente se despierta malhumorada, agria, irritable. El índice de felicidad marcado por la unión europea para la zona de levante ha caído treinta puntos el último mes y parece que aún no ha tocado fondo. El sol ha dejado de brillar con esa intensidad material, los colores ya no son tan vívidos ni el personal tan sorprendemente sarcástico y tendente a la risa. La vida se ha vuelto triste, en fin y uno no sabe si abrazar la vieja y anodina realidad o desear que vuelvan a abrir CasaVillameirán, alojamiento y comidas.




3 comments:

Anonymous said...

the girl with kaleidoscope eyes...
aaaay, lo siento, pero es y seguira siendo mi película favorita
(y este no es un comentario pro-visitamiblog, jeje)

Alberto Cuervo-Arango Rodero said...

Perooo

Acaso no tiene suficiente punch el bongui para seducir al personal?

Dios, Amalia Portiso tiene que estar bueníiiiiiiisima, morena, con esa voz...

Anonymous said...

No me gustó, es tan malo que,...

muy bueno el título, y ese paraíso, creo que no sé m entir aún, Pablo, jaja, qué te jodan, tio, ya paso de ti, de verás, hoy no te leo más, me he cansado de ti por hoy, mañana ya verémos. Un beso, disfruta de estos comentarios tan de mermelada, supongo.


Hellye