Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Tuesday, April 01, 2008

Si tuviera que ser feliz estaría inventado, sería una película de sobremesa de las que se ven desde el sopor de una siesta leve con una manta pequeña y roja retorcida entre las piernas, con los flecos asomando por las rodillas como fosilizados paramecios, trágicamente inertes ya sin buscar comida, veletas al capricho de un viento de sueños que cambiara de postura en el filo del sofá, inconsciente tramoyista de sala de estar. Sería un P manejable y cotidiano, me iría dejando llevar por las mareas como una lata de fanta naranja doblada y pálida, pero por cualquier marea, nada habría de especial en ese ir y venir de ola a roca, de roca a playa, de playa a ti, hasta encallar un día y que ese fuera el final del universo fanta. Si tengo que ser feliz sé cómo hacerlo: escoger la corbata de cada martes y comer en el hotel cristina y quedar a las siete donde la gorda para la revisión semanal con unas gotitas de anís; marcar ciertos números a ciertas horas y quedar de acuerdo en el amor y en la nostalgia, compartir los miedos y las hipocondrias, decir puedes contar conmigo aunque sepas que puedes, decirlo porque a veces hay cosas que el silencio difumina y callar es un deporte tan grosero.

Si tengo que ser feliz he de encoger los hombros y bajar los brazos y desdibujar un poco mi silueta hasta que se confunda con el entorno, como si redujera el brillo de la pantalla con el mando de la tele, y así reunirme con las sombras y formar parte -de qué, no sé, pero formar parte-. Deja de apostar por la tristeza, P, no te hace bien abrazarte al aguacero, te carcome como a una mesa camilla abandonada junto a un contenedor un domingo de tormenta, te va calando la humedad, te cala, se inserta en tus tejidos, se instala y te deforma, te hincha, te adormece, te agrieta, te liquida. No puedo ser madera de lluvia porque la tristeza perjudica tanto pero tanto la salud, cuando te das cuenta lo único que te ata a la realidad es un tubo de ansiolíticos y una hora de terapia dos veces por semana. Pero también hay carne debajo de esta coraza metálica, no solo gota. Aunque escuches el quejido de la hoja de lata si me cruzas por general elorza o por martínez de castro, hay un volcán de células y un manojo de sinapsis retorciéndose en su interior (uso aquí la tercera persona de los que se distancian cuando todo empieza a ser demasiado personal): pero no es grato ni demasiado original mostrar como lava la sangre o un fondo de azufre en el iris.

A veces me despierto de esa siesta y la manta me tiene maniatado, pierniatado, almiatado: siento un fondo de cosquilla en los brazos y un foco de calor en el perfil sobre el que me he quedado dormido: siento una inmovilización de marioneta que aguardara la función de las siete en una caja, porque a las siete de todos los días unas manos prestas, ágiles, decididas tirarían del hilo de sus brazos y el foco de calor iría remitiendo, y la cosquilla apagándose, y en el alma se diluirían los nudos de fleco rojo y ya solo quedaría el diálogo facilón de todas las sesiones empujado por un hilo que saliera de una mano que surgiera de unos labios fruncidos. La tristeza no es un antagonista de western con el índice en el gatillo y el sombrero calado, duelo a la sombra, no intimida ni agrede, no te espera a la vuelta de la esquina para un ajuste de cuentas. No me gusta, empero, la felicidad-ficción y siempre que pienso una letra la visualizo varada en puerto, capeando el temporal, esperando que los densos nubarrones se diluyan para salir a faenar. Así que quererte es un proceso interminable de caricias y tensiones. Y si me oyes volcán, fleco, hojadelata o gatillo recuerda que, para llegar a ti, escojo el camino tortuoso y que si al final no estás habrá merecido la pena caminar. Y qué si no estás.



5 comments:

Alberto Cuervo-Arango Rodero said...

Y para qué ser feliz de vez en cuando.

No me anomales el gaucio.

Prolífico

Pat said...

Ser feliz de vez en cuando es necesario y si no hay motivos soy de las que se lo inventa, no en modo de autoengaño sino para darme la oportunidad que todos merecemos.
Tengo un amigo que dice que quien busca la felicidad se equivoca, porque no existe y buscarla te hace desgraciado.
Para todos los gustos.

Anonymous said...

Twas brillig, and the slithy toves
Did gyre and gimble in the wabe;
All mimsy were the borogoves,
And the mome raths outgrabe [...]

Jabberwocky, de L.Carroll

Si en el fondo somos felices; además, si todo fuera perfecto, menudo aburrimiento entonces, bro!!

Anonymous said...

¿Pero que les pasa a las Astures?
¿Qué hacen estos hombres solos?

Chaval, esta vez no podrás resistir, el avance de Boabdil

Ellas se lo pierden

Semplicemente, perfecto :)

Anonymous said...

Bravo Paolo! Me has dejado sin palabras. Y conste que no lo digo para llevarte a la cama (no sólo)

Te favorece la pose; alimenta tu leyenda. S.