Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Tuesday, March 11, 2008

No sé si mis vecinos del tercero tienen en casa un lupanar vespertino o una cooperativa del mueble, pero se pasan las tardes invadiendo el cielo de velázquez seis con sus persistentes ruidos que a veces parecen una sierra cortando madera y otras una cama bailando al son de unas frenéticas caderas. El viernes, además, se les suma el tipo del otro lado del patio de luces, el aprendiz de gaitero, que durante tres horas seguidas ensaya el asturias patria querida con la ventana abierta y un gusto pésimo. Pero sin embargo es a nosotros a quienes odia la comunidad: hace algunas fechas, no sé si lo he contado ya antes, pegaron en nuestra puerta una nota manuscrita firmada, como recién salida de un relato de Poe, por tus, es decir mis, vecinos, en la que nos pedían que abandonásemos la costumbre de bajar la basura a las seis de la mañana o se verían impelidos a tomar medidas contra nosotros, irresponsables y madrugadores hijos de la ficción y el desconsuelo. Amenazas al margen, no sé si la tala indiscriminada de árboles o la cópula desenfrenada y pecuniaria de los del tercero será una respuesta coercitiva hacia nuestras prácticas cívicovecinales, y a veces me dan ganas de subir, cerciorarme, y pedir en compensación, por las molestias, un chifonier de madera de pino o una felación libre de impuestos.El caso es que, en velázquez seis, por las tardes, no hay quien se concentre: llevo unas semanas incapaz de vender una escoba, con varios relatos rondándome que soy incapaz de solidificar. Así, tenía preparada una especie de segunda Cartamor, con la respuesta de la chica de la parada del autobús, pero no he sido capaz de llevarla a buen puerto, se me cierra la puerta al llegar a la mitad del segundo párrafo:


Bastaría con que agotaras una sonrisa en sus preludios, con que la congelaras en alguna zona imprecisa de la garganta y te volvieras mueca; bastaría con que por una vez abandonaras esa necesidad circense tuya bajo la que necesitas enfrentarte al mundo, ataviado de zapatones y flores regadío, y te parapetas, esa pose club de la comedia, esa mueca chaplin, ese falsete chandler bing, ese helicóptero de ademanes, esa mirada de reojo cada vez que rematas un chiste esperando que el tipo de la percusión te ponga la guinda con un dos más uno de bombo y platillo.



La felicidad que teatralmente envidias en una aburrida pareja de domingo manoteando besos en un banco de Los Prados, la que detestas en las relaciones-telenovela, la que aborreces en los novelones decimonónicos tan llenos de silencios y muertes prematuras y amores contrariados, esa felicidad de postal catorce-efe con bombones de licor y pétalos violetas la llevas escrita en tus ojos tan de ternero-esperando-su-turno cuando me miras.


Total, que el único momento ideal para escribir sin interruptus -coitales o arbóreos- es por la noche, a partir de las nueve más o menos. Y lo intento, pero a esa hora estoy que me caigo de sueño, lógico si pensamos que me levanto a las seis cada mañana para bajar la basura a deshora.


Muse, Blackout



3 comments:

La reina de la miel said...

Lo tuyo con la narrativa es como un herpes: te brota.

Mireia Sala said...

jaja los vecinos son especies únicas que hay que saber tragar... los mios tiran canicas por el suelo a las 12 de la noche...

Ah, me he enamorado de tu primer párrafo en respuesta a la carta de amor. Gracias! :)

Anonymous said...

jajaja---, también los hay que no follan,arriba ni abajo, pero eso de las cánicas es aún peor creo yo jajajaaja...