Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Sunday, July 06, 2008

Hago clip y aparezco a tu lado?¿

Yo soy de los que le hace caso en todo al imperdible de word. He llegado, incluso, a tirar a la papelera de windows un par de novelas mediadas, bajo su influjo ocular intenso. En ocasiones, mientras escribía uno de esos cuentos de tres cuerpos que tanto me gustan, aparecía como por arte de magia en mitad de la pantalla para comentarme que, más que un relato, parecía estar escribiendo una carta y que, si ese fuera el caso, me prestaba su ayuda desinteresada para llevarla a buen puerto. No siempre he necesitado ayuda para escribir cartas, aunque en el verano del 98 me hubiera venido genial cuando me declaré a P (que también puede ser L) en tres folios abigarrados color azul turquesa, cavando con ellos la fosa sentimental en la que sigo naufragando desde entonces. Pero, en aquella prehistoria de amor, no había en nuestras vidas cyranos imperdibles y todo iba a pulso, en modo autógrafo y sin vuelta atrás una vez que la tapa del buzón de correos chirriaba de regreso como un gong decisorio.

De esa época tengo una carpeta llena de archivos que empezaban siendo relatos para terminar más bien cartas. Y, si los releo, me llena la sensación de que la frontera entre un cuento y una carta es similar a la que existe entre un zueco y una sandalia: a veces puede ser muy difusa. Aunque fue una etapa de transición, claro. Como quiera que me ganaba la vida escribiendo pequeños relatos por encargo para revistas y periódicos, tuve que adaptar mi modus vivendi a las necesidades de mi asistente de word: empecé a trabajar en Filatelia y Reembolso, una publicación mensual de corte tradicionalista cuya razón de ser era el apoyo manifiesto al correo manuscrito frente a la vanguardia cibernética del mailto. Lo malo de ser yo es que siempre fui incapaz de mantenerme fiel a un género y, en ocasiones, me descubría -para estupor de mis lectores y tirón de orejas de mi imperdible- firmando relatos en tercera persona sin destinatario ni acuse de recibo.

Para hacer manos, le escribía cartas ficticias a gente real cuyas señas encontraba al abrir la guía telefónica al azar. Al inventarle un vida (y en al menos una ocasión también una muerte) a esa gente de la guía, satisfacía mis necesidades de ficción aunque aquello no dejara de ser un juego ya que al terminar la carta la imprimía, la doblaba y la metía en un sobre que guardaba en el último cajón de mi mesa de ordenador, lista para ser enviada con su dirección, sus sellos y su remitente. Y todo iba muy bien hasta que, hace un par de semanas, mi madre descubrió el cajón de las cartas y, siguiendo sabe dios qué impulso maternal, las echó todas al correo. Esta mañana me han llegado dos respuestas y no sé qué hacer: si continuar con el juego y abrirlas y tal vez contestarlas, o romperlas sin más y dar por finalizada esta etapa epistolar. Le preguntaría a mi asistente de word, pero hace cinco días que no aparece ni para decir este clip es mío: temo que esté detrás de todo esto, que lo haya orquestado y que ahora disfrute de su victoria peregrina en la sombra de mi escritorio, bajo los acumulados de polvo en las esquinas de la pantalla, en el reino de escribirás y no volverás.


6 comments:

Alberto Cuervo-Arango Rodero said...

Deberíamos crear una empresa dedicada a recuperar antiguas cartas de amor.
Al menos las mías, me temo que no han envejecido bien.

A veces me pregunto si se guardaron, y si se han leído desde entonces, alguna vez.

Love Letters Recovery Enterprise, Inc.

tipodeincógnito said...

Yo leo todas las mías al menos, quizá si se lean, las tuyas, de vez en cuando. Es un ejercicio de memoria histérica muy recomendable.

La reina de la miel said...

Memoria histérica, jojojo.
P, no te perdono bajo ningún concepto que me estés privando alevosamente de participar en los saraos y eventos trufados de canapés en los que serías anfitrión indiscutible si te decidieras de una puta vez a publicar. Un poco de consideración con las amistades, hombre ya...

Anonymous said...

Uhmm, that's very interesting, sir

Love Letters Recovery Enterprise, Inc. Seguramente acabaría acogiéndose a la Ley Concursal, (jajaja, lo siento, sé que sólo me hace gracia a mí, pero me río de mi mismo).

Anonymous said...

Hola soy anita obregon, ya sabes la biologa ;) .Me ha encantado leerte.

Anonymous said...

jajaja, Lo siento, no puedo evitar reirme, es que eres único, seguramente esto suena a hipócrita, o a demasiado repetido hasta la saciedad, pero mira, oye, te llegó el momento de oir mi hipocresía. I love you, tio.
Voy tomando ejemplo de Julio, (antiguo compañero de taller), resulta que él tomaba siempre nota de lo que se leía, y ahora, para poder recordar lo que más me llama la atención que es todo, y todo no puedo empezar a componer, me quedo, con dos asuntos y,o palabras esenciales de tu texto-relato-cuento-carta:

1-Prehistoria de amor (puedo reirme?)
2-cartas ficticias. (sólo a tí, y a mí, y a tu madre se nos ocurriría dicho asunto)

Entonces, confiésame algún secreto, y esas respuestas, qué más me íntrigan, jajaja...me imagino tu cara, Pablo, jaja jugador de póker...Ay, lo siento, no puedo evitar ser feliz contigo. Un beso. Hell