Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Saturday, August 18, 2007

Annie tenía razón: cuanto más profundo me meten la cucharilla de café (para intentar arrancarme de cuajo el corazón, se entiende), mejores prosas construyo: directamente porporcional, oiga. Y Marta también la tenía cuando, al recordar a Eliot, citaba: April is the cruelest month, breeding /Lilacs out of the dead land, mixing /Memory and desire, stirring /Dull roots with spring rain. Abril es el mes más cruel pero Agosto es el más caluroso -en este hemisferio sin duda, aunque ahora con el cambio climático uno nunca sabe- y, claro, el mundo se lanza con desenfreno a consumir frigorías y a beber cerveza con limón; y sucede lo que acontece. Llegas a tu bar favorito y no esperas nada del otro mundo, tan solo que el pinchadiscos gilipollas acierte con poner un par de temas interesantes y que la cerveza esté helada, por favor. Te crees único pero el resto del vulgo, esos que se agolpan a tus espaldas para procurarse su traguito de cebada con fermento a siete u ocho grados centígrados, también cuentan . Y los motores rugen y el pinchadiscos no aprende (los equipos de música se estremecen ante su sola presencia y los altavoces chirrían por acumulación de basura) y el vulgo se agolpa cada vez más: una espiral de empujones y asfixia que promete terminar como el rosario de la aurora -y ya el sol asoma por entre las rendijas de las puertas y ventanas- pero, de pronto, se hace el silencio.

Silencio. Albert y yo nos miramos: pero no puede ser, no es y no será. Esas cosas solo suceden cuando ella está aquí y yo estoy aquí y nuestra tensión se resuelve en que la sobrecarga del sistema manda los plomos al cuerno (y, en la oscuridad posterior, a veces hay besos) Pero ella no estará aquí porque todo presagia que no ha vuelto de Creta y que esté yo no quiere decir nada, porque yo siempre estoy. Piensa, bro. Los apagones son el resultado empalagoso de mi tendencia al romanticismo y a la irrealidad. Necesariamente. Y que todo se apague cuando, geográficamente, está clarísimo que en Creta no hay ningún Soho y que yo me he levantado en Gijón, con callos en las ventrículas y necesidades etílicas, resulta desesperanzador y un alivio. Desesperanza, sin amor. Y alivio porque al salirse ella de la ecuación, la electricidad y yo volvemos a ser amigos y a ver si no acaba resultando que el causante de tanto apagón y tanta mierda es agosto y no tú.


Viva el verano

5 comments:

Alberto Cuervo-Arango Rodero said...

Se podría entender como la catarsis final de lo que sucedía entre apagón y apagón, sólo que este apagón es comienzo de ciclo.
A ver qué cierra el próximo fundido.
Te han regurgitado, bro, te veo en el suelo del Soho entre viscosidades. Pero libre.

Vivan los apagones

tipodeincógnito said...

Soy bilis sóhica. Genial. Agrio, sí, pero tan necesario.

Anonymous said...

El mes más cruel es Noviembre.
En noviembre no apetecen ni cañas ni claras, las hojas secas están pisoteadas, descuartizadas y sólo quedan restos naranjas esparcidos por las aceras.
En Noviembre la piel tostada ha desaparecido y el cuerpo regresa al volumen invernal, escupiéndome cada vez que me miro al espejo.
Los amores de verano se han desdibujado y la pena ha dejado de doler.
Noviembre es un mes de ausencia, de espera entre santos que no están la llegada de una odiada navidad en la que todo el mundo presume de ser feliz, mientras me muero del asco consumida en el vacío que produce mi mano vacía.
Y para colmo, ya no queda nadie con quien jugar a las tinieblas cuando salta el automático y me quedo a oscuras, muriéndome de frío, deseando que un cuerpo (aunque sea anónimo) me roce un pecho…

simalme said...

En mi blog alternativo, senderos que se bifurcan, hay una letra de canción que sé que te gustará. Si es así, busca luego la canción en youtube y escúchala. Es el "Ojalá" plebeyo... Recuerdos, y no te me vayas.

sunsetinblue said...

creo que serías capaz de dejar la ciudad a oscuras (sería fantástico) y no sé si alegrarme o no de que estés de vuelta. cuando vuelve la luz siempre me encuentro perdida, vacía y es difícil acostumbrarse a vivir sin fantasmas, no me gusta la realidad cuando vuelve la luz.