Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Monday, April 16, 2007

All that jazz (A Albert, que estuvo allí)


Hay grupos en los que siempre estás y otros a los que a veces vuelves, dije y ambos convenimos en que como frase iniciática no estaba nada mal y en lo tranquilo que parecía Vesper en su primer viaje más allá de las montañas. Vesper es el coche de Albert y en esos momentos nos ofrecía un poutpurri de Calamaro en concierto. Atrás quedaban la nieve, los primeros nervios y Berli que había preferido irse a pasar unos días al pueblo con su madre (no soporto el clima de las islas, mintió) Valladolid nos recibió con un montón de etiquetas colgadas por las paredes de un bar a medianoche: temo a la vida desatenta, temo a la muerte enamorada, temo a mi tía MariPili; con esculturas de Gregorio Fernández y un frío de esos metálicos que iba y venía entre los nazarenos y los cucuruchos. Hubo incluso un par de copas en vaso de sidra como si, en el fondo, nos estuviera costando "god and help" despedirnos de la vieja y verde y bella patria chica.
Cierto que nos hacíamos los cancheros: rellenábamos crucigramas con la aparente calma del experto viajero (Marie, creí decirle a una azafata, ¿pero tú no estabas en el turno de tarde?) mientras por dentro la profesión era una vieja lavadora centrifugando a todo trapo. Mar, verdes y suaves colinas, el canal de la mancha y un expreso a Stanstead. Detrás de nuestras maletas recién desembarcadas Albert comentó: ya estamos aquí otra vez, pero nadie parecía hacernos demasiado caso. Otro par de turistas boquiabiertos de chusco inglés y la cabeza engolada y pajarita. Con la maleta llena de guantes de lana y gorritos con pompón, nos sorprendieron

los veintitrés grados celsius, el cielo azul, la gente afable. A partir de aquí toda una orgía de museos, caminatas, pintas de cerveza y lugares comunes: habíamos estado tantas veces en Londres que parecía mentira que no hubiéramos ido antes nunca. Y Monet y La virgen de las rocas, y los viejos Arnolfini y el Globe donde el primer Macbeth debió decir, ya cerca de su muerte predicha, Out, damned spot, Out I say!, y yo ahora tengo una chapita con manchas fingidas de sangre que lo cita y lo recuerda. Y en el museo de historia natural pude ver con mis propios ojos a Lucy (y así lo demuestra la foto: la mano en el mentón intenta crear un clima de erudición que tal vez el reloj de Tintín arruine), a la linda Lucy a la que hace años, en otra vida, le dediqué un blog hoy extinto como Lucy extinta, todos los suyos extintos: y otra especie al garete.

Como todo concluía quisimos musicar el colofón (todo iba tan sobre ruedas que nos atrevimos a dar una vuelta de tuerca más) a base de Cambridge theater y Chicago. Y estuvo tan sumamente que ni siquiera tuvimos tiempo para maldecir porque el fantasma de la ópera estuviera sold out, ni una sola butaca para la función de esta noche, jefe. And all that jazz, sin duda. Al volver era sencillo caer en abismos de magnificación de lo ajeno y negación del terruño: la vida en dosis laborales de una a siete y en agosto vacaciones, nos pesaba mientras el avión parecía llevar algo de retraso. Pero entonces la vimos y así lo demuestra la foto (aunque puede que no se distinga bien, está oscurecida y es lejana: no nos atrevimos a acercarnos más y perturbar su sueño): yo creí que era F la chica que se había metido dentro de su maleta a dormir la espera aeorportuaria; de ella se veía apenas unas piernas de marioneta y el pelo largo, liso, rubio. La gente se detenía a su lado, la miraban, incrédulos, le hacían fotos, se iban. Nos dormimos y, al despertar, ella no estaba y el avión ya no llegaba con retraso y había que apresurarse.

A veces es difícil volver, no importa si vuelves a un grupo de música querido o vuelves de Londres o vuelves en ti. A veces es duro volver.





1 comment:

Cayetana Altovoltaje said...

Bonita crónica de lo que debió ser un bonito viaje. Pues nada, si os apetece conocer Manchester, Liverpool o cualquier otra aldea del noroeste, me voy dentro de nada a pasar dos meses. ¡¡Y todavía sin conocer a Berli!! Kann es nicht sein.