Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Friday, April 27, 2007


(Texto antiguo que hoy cumple un año, no sé, felicidades)




Es como si de pronto todo cobrara sentido, por un segundo, un instante, una milésima, entrever la verdad a través de la bruma -la Verdad: the meaning of life, digamos-: se deshace un jirón de niebla y vemos el nombre de una calle o un caballito de feria o un rostro semioculto por un sombrero de ala ancha(esos detalles hollywoodienses): como cuando estiramos los dedos por entre las rendijas de una alcantarilla y rozamos la moneda de diez céntimos que no sabemos porqué de repente es imprescindible, seguimos estirando los dedos índice y corazón y, cuando todo parece perdido, la moneda se acopla perfectamente entre esos dedos y la sensación de éxito furioso...; como cuando en la biblioteca te ocultas detrás de un manual de historia de la literatura y buscas sobre el horizonte de las páginas esa mirada cuello cisne que que se limpia las gafas con las mangas del jersey y lo colorea todo con rotuladores verdes y amarillos y rosas, una ensalada subrayada, frutas de colores, y apenas basta con que arrugue un poco la frente, frunza el ceño, y la nariz respingona haga ese gesto delicioso tan simpático para que el día parezca soportable y si no...; como cuando se termina esa película cuya historia es tan tuya que parece tuya y se apague el sueño y solo quede, entre las sábanas mientras la madrugada avanza, una necesidad absurda de levantarse y sentarse frente al teclado, piensas en escribir y en nada más hasta que efectivamente te incorporas y justo en el momento de encender la pantalla algo te dice que hoy sí, que se detengan las rotativas, que hoy al fin las musas te iluminan, que eres el mejor, mírate: capítulo primero y un termo de café o un poco de ese mejunge vaporoso que...No me gusta viajar pero viajan mis cosas inevitablemente y hoy he sabido que algo que mucho tiempo fue mío (y lo guardé sin sentido y no lo enmarqué, lo dejé metido en la bolsa que me habían dado al comprarlo, y pasaron dos años al menos) y que regalé porque era lo mejor que tenía y lo único que tenía (y era casi como decir: me regalo, sácame de aquí) está colgado en una pared en algún lugar de centroeuropa y en ocasiones (no digo siempre) quien lo mira y puede mirarlo quizá se acuerde de su origen y me piense y sonría con afecto, con cariño en el recuerdo y apague la luz y por un dichoso segundo sea mi cara la que se desvanece con la luz que agoniza, ese breve resplandor que se muere y que aunque parece que se prolonga en la bombilla brilla solo en la retina: estaré yo en su retina alguna noche centroeuropea y tal vez eso sea bastante para recoger las mantas del suelo y arrebujarse bajo ellas para pasar otra noche sin que el deseo de levantarme a escribir haya sido lo suficientemente intenso como para desbancar al sueño y al dolor de espalda y al frío y a todo incluida esa canción que epilogaba la película que me tocaba ver esta noche y que ahora no me puedo quitar de la cabeza y que me sigue susurrando, change your heart, look around you, change your heart, It will astound you, I need your lovin' like the sunshine, Everybody's gotta learn sometine, porque las canciones son como luz que agoniza muchas veces: dejan de brillar en la bombilla para seguir viviendo en la retina.
Post Scriptum: estas navidades volví a ver el cuadro, ¿saben? Ha abandonado centroeuropa y ahora está en Madrid, silente, testigo mudo de épocas pasadas.

2 comments:

Alberto Cuervo-Arango Rodero said...

En verdad os digo que semejantes líneas serían un hito en la historia de la literatura si se lograra estirarlas hasta darles forma de novela.
Porque confieso que pocas veces me aplicas derramajes tan contundentes, sigo tu rueda entre la niebla de sestrieres pero no puedo doblar mis pedaladas.

y hace un año no escribias mejor, pero estaban más recientes las ascuas.

Me quito el sombrero otra vez, one year after

Tom Baxter

Anonymous said...

De aquél a éste me he perdido un año, y siento un mecachis por dentro. Pero rescato el mecachis con un qué bien, qué dulce, que antes nos tratabas de usted ["¿saben?"], y ahora de tú. Y supongo que algo, no sé, algo -retina o kilovatio- habrá cambiado para acercarte más al papel y tal vez al resto.