Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Monday, June 02, 2008

Sister, can you spare a quarter?

A mi hermana, Henar: 25 impar y pasa.

Desde que descubrí que el cumpleaños de mi hermana coincidía con el de la edición de la primera parte del Quijote, soy presa de una suerte de celos literarios que me tienen embutido en un incómodo traje inquieto que no para de generar arrugas e inestabilidad ficcional. Me siento vícitima de una injusticia poética de tamaño jurásico, más que nada si tenemos en cuenta que ella tiende más a Harry Potter que a cualquier otro hijo del blanco sobre negro. Y el victimismo me conduce a un tenebroso pozo de depresión del que solo soy capaz de salir si decido que, este año, no deberé comprarle nada, que bastante regalo tiene con haber nacido un dos de junio. Como ya estoy en parqueprin y tengo pasta fresca en el bolsillo, entro en la Fnac y me atiborro de libros (La crónica del pájaro que da cuerda al mundo, de Murakami, es la joya de la corona de este último pillaje). Además es sábado y el sol se está poniendo, por lo que el momento es ideal para acercarse hasta el Mac's y saltarme la dieta a base de cuartos de libra. No llevo ni cinco minutos-y el flurryhelado me está mirando al otro lado de la mesa, más allá de las servilletas de papel- cuando me invade la aprensión y la culpabilidad y la sensación de haber sido insensato, egoísta y un poco capullo. Dejo la merienda-cena a la mitad, me levanto y me voy corriendo al coche.






Mientras conduzco a la deriva por el centro de Asturias pensando en un regalo significativo e ingenioso para mi hermana, voy escuchando la banda sonora de Mary Poppins. Mi tema favorito, It's a Jolly Hollyday, lo cantan Mary y Bert justo después de saltar dentro de un cuadro, mientras los niños se dirigen a la feria que hay al final del camino empedrado. Cada vez que termina vuelvo a ponerlo como si en alguna parte de esa canción se escondiera la respuesta al problema que me circunscribe y arruga. Fijándome en el paisaje, caigo en la cuenta de que conduzco al ritmo de la música, en círculos y con ocasionales invitados de fábula. Y mientras tarareo pienso que, cuando llegué, los 25 no fueron para mí el fin de todas las ferias, que todavía me quedaron ganas de subirme a los caballitos en marcha, que aún me venían grandes los pantalones largos. Eso, la feria y los caballitos y la madurez y un control de alcoholemia deciden desviarme hacia toisarús y, por tanto, mi regalo de este año: un enorme caballo de felpa marrón, con la crin amarillenta y salvaje y los ojos del tamaño de una pelota de pingpong al que llamaremos, claro, Rocinante (ya me imagino a Rocinante a los pies de mi excama, pastando alfombra y sesteando a la vera de los visillos y los armarios empotrados).





Aunque no, estoy mintiendo o he llevado demasiado lejos esta historia que es ficticia o falsa desde el momento en el que decliné coger el coche y seguí rumiando mis desdichas frente a google, sin salir de casa, sin fnac ni merienda-cena ni nada. Así, en mi cuarto, averigüé que, mientras mi hermana celebra con su nacimiento reiterado la primera parte del ingenioso hidalgo, yo podré recordar místicamente la muerte de Allan Poe con el mío; y fue eso, y no una canción de Mary Poppins en mitad de ninguna parte, lo que me hizo considerar que, tal vez, mi hermana sí mereciera un regalo este año al fin y al cabo; que aunque un cuervo no hace quijote, los crímenes de la calle Morgue bien valen un parto. Lo de Rocinante es, aunque aún no, totalmente cierto.

2 comments:

Anonymous said...

Pobrecilla!Inocente víctima de tus celos!! Menos mal qe Ms. Poppins siempre nos enseña el camino correcto...

PD: no podes negar que sois hermanos; los ojos iguales, iguales.

Anonymous said...

Sigo por aqui, que enganchas más que nada, consigo superar la nicotina, para esto.

El libro de Murakami, lo tengo, sin leer, como el resto.

¿Dieta?¿? ¡Anda YA!

Efemérides: 21 de Julio. Llegada del Hombre a la Luna. Nacimiento del Gran Alejandro Magno. Nace un Tal Hemingway. Y deciden ir a por una, no sé adonde, pero muy a mi pesar me trajeron.

Los ojos, suelen ser iguales, si, en la mayoría de los casos.

Ya está. Eso era todo.