Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Tuesday, May 06, 2008

En ocasiones veo huertos

A Juan Jesús Huerta la noticia de que lo jubilaban le llegó en un momento horrible y por carta certificada. Llena de timbres, sellos y estampas gubernamentales, la carta era más bien un sobre grande donde se le daban órdenes, instrucciones y consejos. Acababa de cumplir 52 y, aunque había dedicado toda su vida a la agricultura y conocía los rigores del cultivo rotacional y cómo se las gastaban los próceres de la patria en asuntos agrarios, la resolución 2/97, aprobada por la cámara europea, que le condenaba a un barbecho obligatorio de seis años, le había pillado totalmente desprevenido y con los papeles del divorcio aún calentitos sobre la encimera de la cocina. Después de varias décadas de bonhomía vegetal, pensó, la vida parece darme al fin la espalda. Para colmo, el tractor era el único quitapenas eficaz que conocía: ¿cómo iba a evitar ahora pensar cada segundo en Julia?.

Así que hizo lo que le pedían el cuerpo, el tractor y la campiña -por no hablar de los cuatro temporeros simpapeles que tenía viviendo en un sótano oculto en el cobertizo, al que se accedía mediante una falsa alcantarilla sobrevolada de paja y estiércol-: desoyó las amenazas, las recomendaciones, los avisos admonitorios, los el satélite agrosat muestra una actividad impropia en sus parcelas, señor Huerta, y siguió arando como si no fuera con él la cosa. Por las noches, cuando echar de menos a Julia se hacía insoportable, y se mezclaba con el dolor de espalda arrojando una resultante pastosa y melancólica, salía al porche, se sentaba ahorcajadas en una silla de cocina y dejaba pasar las primeras horas de la madrugada tiritando estrellas y planeando siembras. Una de esas noches de morriña agrícola se durmió sobre el respaldo de la silla de cocina y el amanecer le sorprendió con una tortícolis galopante y una visita inesperada, automovilística y monocroma. Desde su retorcida (por el dolor) realidad, el vehículo aparcado frente a su casa hacía unos cuatro metros que había dejado de ser un utilitario, era negro y relucía. De su interior, aunque esto ya eran inferencias con tortícolis, habían salido tres tipos largos y anchos, empotrados, gafapásticos y con simpáticos trajes color pistacho y mocasines. Cuchicheaban, señalándole, aunque al ver que se había despertado, el de la derecha subió la voz y dijo: Huerta, le dijimos que no cultivara usted más, hombre, ¿tan difícil le resultaba cumplir con su deber y aceptar la 2/97?. Ay, suspiró, y le hizo una seña al tercer hombre, que se había situado estratégicamente detrás de Huerta. Después de oir el crunch, y aunque era evidente que el hombre desplomado sobre su porche no le escuchaba, añadió: mire lo que nos obliga a hacer.


No estaba acostumbrado a despertarse dos veces al día así que, cuando abrió los ojos, Juan Jesús Huerta pensó que la visita gubernamental y violenta de color pistacho había sido un mal sueño. Luego vino el dolor de cabeza, el olor a sangre seca y los tres pares de pies mocasinados que lo miraban desde el sofá grande. Estaba maniatado, tendido en el suelo, bocabajo, chupando alfombra. Gafapástico vozcantante volvió a tomar la palabra: y bien, Huerta, ¿qué vamos a hacer con usted?. A esos tipos que tenía burdamente escondidos bajo una bala de paja ya los hemos despachado, pero usted podría sernos útil más adelante. Balbuceante, Huerta expuso sus motivos, habló de las nostalgias, de su exmujer, del tractor, de sus vacíos. Al terminar, una bruma de comprensión y empatía se había acomodado en el salón, entre los hombres de pistacho. Está claro que lo que necesita es un hobby, Huerta, dijo vozcantante mientras los pistachosilenciosos le desataban y le sacaban al porche, y nosotros se lo vamos a proporcionar. Ante las confusas protestas de Huerta, los pistachosilenciosos le fueron arrancando la ropa sin apenas cuidado, hasta dejarle en calzoncillos. Traed el 14b, ordenó vozcantante, nos irá de perlas. Los mudos ayudantes fueron hasta el maletero de aquello que no era un coche por, al menos, cuatro metros, y al regresar le encasquetaron a Huerta el kit multihobby 14b, que para su estupor era un disfraz ochentero con camiseta de Iron Maiden, peluca negra de polipropileno, vaqueros desvaídos y chupa de cuero tres tallas mayor. Le pusieron una Gibson en una mano, una Mahou templada en la otra y retrocedieron unos pasos para contemplar su obra. Dentro de un par de horas vendrá un profesor para empezar las clases de guitarra; él traerá todos los discos, pósters y muñequeras que necesita. Vamos a hacer de usted un hevyata, Huerta, ya lo verá. No tendrá tiempo para acordarse de la azada o del tractor. En cuanto a su mujer, no se preocupe, volverá, también nos hemos encargado de eso.



8 comments:

La reina de la miel said...

Dios mío, ¿qué es esto? ¿Por qué está tan bien escrito? ¿Cuándo nos casamos?

Anonymous said...

Pero hombre, si quieren convertir a J.J. Huerta en un autético ídolo del rock duro su exmujer no pinta nada en ese nuevo estilo de vida. Que le pongan un trio de groupies rubias con unas buenas tetas siliconadas que le sirvan de mostrador para hacerse unas rayas. Eso si que le redondearía el look; y seguro que lo tendrían lo bastante ocupado como para que no volviera a acordarse de su viejo tractor. S.

Alberto Cuervo-Arango Rodero said...

Como tengo miedo de quedarme corto con mis halagos, simplemente diré: walk this way, bro, don´t let your pen go down on you.

You don´t need a pen to be a writer.

A mi me pasa al revés, ya voy a clases de guitarra, pero echo de menos el tractor...

Ah, la guitarra, ese quitapenas.

La Maga said...

Qué texto tan bien escrito y tan original. Me ha encantado. Chico, tienes un gran futuro como escritor.

Anonymous said...

Oye, os queda algún halago más? buenooo...¡sólo os falta besar por donde pisa! claro como ahora eres famoso y sales en la radio... ¿Eh, eh, eh?

De todas formas genial el post, bro, as always, pero ¿por qué Kiss?

tipodeincógnito said...

Esperaba no tener que justificar ninguna decisión musical en este lugar (es mi blog y lo sodomizo cuando quiero). Aún así te diré que Kiss supuso mi primer acercamiento al género -luego vino Manowar, claro- y es, en parte, un homenaje a Pedrín que cumple los treinta esta semana. Aclarado queda. Lo de la radio aún está por llegar, empezamos el lunes al parecer, ya os iré contando.

Anonymous said...

Cambio Gibson por Gretsch...mi único (y nada malicioso) puntito de crítica...que no todo van a ser halagos para ud, querido Mr P.

Anonymous said...

jajajaja vale, aquí me apalanco, (no hay más huevos)jaja en ocasiones veo huertos...con sus hortalizas dentro...