Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Thursday, November 22, 2007







En la muerte de Fernán-Gómez












No soy amigo de los panegíricos de doble columna con llanto amargo y figura egregia, ni del recuerdo de viñeta entintada repleto de alabanzas, caricaturas y guiños, ni del epitafio facilón al pie de una guitarra edulcorada sin mesura con todo tipo de adjetivos apologéticos y loas varias(no soy amigo de nada, pareciera) Aunque parte de mí lo desee, no creo tampoco que haya que silenciar la muerte para, obviándola, evadirla, si no se habla de ella no existe, shhh, shhh, tabú. Se nos ha muerto, como del rayo, Fernán-Gómez y ya gimotean las plañideras de turno con noticia a toda página y un especial en el interior. Su hueco, leo, no lo podrá rellenar nadie nunca -como el hueco de cualquiera, pienso: al menos no con igual precisión-. La mortalidad se nos hace más patente cuando uno de los grandes cae y se convierte en polvo del camino: la distancia cebollosa del papel couchè nos permite la reflexión, la exégesis y el Omnia mors aequat (la reflexión, calculo, es siempre hija aventajada del desapego, una fría sopa gelatinándose en un cuenco) Inevitablemente mortal como tú, lector, repaso con gotitas de nostalgia la presencia de F-Gómez en mi vida como si así lo fuera a hacer la gente en mi misma muerte: conocí a Pablito y nunca fue mejor que aquel día en el que. Pura vanidad aunque a eso aspiremos, supongo: caerá el cuerpo pero la huella permanece, la huella de las biciletas que siempre serán para el verano pero, sobre todo, la de un viaje que no nos llevará a ninguna parte. Entiendo que no hay mejor homenaje que echarse un trago al coleto, ajustarse la bufanda y, gesticulando, gritar: "A la mierda"






El autocar lleno hasta los topes, se arrastraba penosamente, cruzando la inhóspita llanura, camino de Cabezales. Mi padre, en uno de los asientos delanteros, había pegado la hebra con su nieto.
-Tiene veneno, ¿sabes?, el teatro tiene veneno...Un no sé qué, un misterio. Hay gente que dice: voy a probar, un año, dos, y si me va mal, me dedico a otra cosa. Y luego no lo pueden dejar. Tiene veneno. Haces reír a la gente, les haces gozar. O llorar, según tú quieras. Tienes que aprenderte párrafos de Benavente. Y, como es lógico, algo se pega. Los cómicos somos una casta privilegiada, de verdad.
Y bajó la voz para susurrarle a la oreja, lleno de orgullo y desprecio
-No tenemos nada que ver con estos palurdos que ves aquí, en el autocar.


El viaje a ninguna parte, F. Fernán-Gómez














Artista: Enrique Bunbury
Album: El Viaje a Ninguna Parte

Canción: Canto (el mismo dolor)

Canto porque me levanto siempre con las mismas penas,
con las heridas abiertas que siguen sin cicatrizar.
Vago por las veredas, por desiertos, por la selva,
surcando los anchos mares, hacia ningún lugar.

Canto porque me canso de dar explicaciones,
no tengo soluciones, ¿para qué tanto preguntar?
Salto de cama en cama, de boca a boca, de falda en falda.
No vuelvo por donde vine, nunca miro hacia atrás.



Y no hay mejor ni peor, pues con la gente que tropiezo,
sufren del mismo dolor, están igual, el mismo dolor.
No hay mejor ni peor, si estás quieto o en movimiento,
sufres el mismo dolor, estás igual, el mismo dolor.




Canto porque me harto de lugares concurridos,
de esquemas aburridos para conseguir seguridad.
Parto de aquí a otro lado, crías cuervos, y te comen los ojos luego.
Canto porque me levanto, siempre con las mismas penas.


Y no hay mejor ni peor, pues con la gente que tropiezo,
sufren del mismo dolor, están igual, el mismo dolor.
No hay mejor ni peor, si estás quieto o en movimiento,
sufres el mismo dolor, estás igual, el mismo dolor

3 comments:

Anonymous said...

...y sabe Dios cuando habrá otro verano...

tipodeincógnito said...

Lo malo del verano es que siempre vuelve, a no ser que Al Gore nos diga lo contrario, claro.

Anonymous said...

Se nos ha muerto como el rayo... Tremendo homenaje a Miguel Hernández. Que por doler me duele hasta el aliento, no hay extensión más grande que mi herida, siento más tu muerte que mi vida... Cantada por Serrat, es única.