Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Sunday, July 17, 2011

Tahures Burdos

Inmerso en la intrincada obra de Daniel Goleman encontré al fin el faro que habría de regresarme a buen puerto. Y eso que no recuerdo la frase exacta (pero aprendí hace décadas que las frases exactas son un poco como la universidad: no sirven para nada y basta con que te lleves una idea general). Lo que decía el bueno de Daniel, o lo que yo recuerdo que deduje que decía, es que resulta sencillo imaginar lo extraordinario en momentos de necesidad, y que lo realmente difícil es salirse de la norma en tiempos de bonanza. Incapacitado para lo excepcional por factores genéticos y no, estuve largos meses dándole vueltas a las enseñanzas de Goleman, buscando una manera de aplicarlas a mi modorra diaria para así mejor combatir la ausencia del subsidio de desempleo, que se extinguía entre mis manos sin remedio. Al cabo di con mi solución: acaso lo original ahora, me dije, en mitad de este pozo alquitranado de asfixiante depresión, era apostar por lo de siempre, ahondar en la reconfortante vulgaridad y  abrir una mercería. 

Lo de la mercería era, para mí,  un sueño recurrente, desde niño, aunque no tenía una idea precisa de lo que pudiera ser: yo la imaginaba como un paraíso angosto de botones y corsés en el que los pedidos se despacharan en apasionantes paquetitos de  papel de estraza coronados con un poco de celo. Me gustaba sobre todo el nombre, mercería, mercería, y su sola repetición como una letanía servía para calmarme mis habituales crisis de ansiedad -eso y hundir durante cinco minutos las manos en enormes tarros transparentes llenos de botones rojos que había ido comprando por si algún día me daba por cumplimentar mis sueños-. Como local ya tenía (usaría el salón de mi casa como cuerpo del negocio y la cocina como trastienda), reunifiqué todas mis deudas para solicitar un crédito minúsculo con el que comprar algo de hilo, un mostrador, unas vitrinas y una de esas cortinillas de látigos con cuentas ambarinas tan chulas que abundan en las películas de chinos y en los bares de carretera. 

Mientras el banco gestionaba mi petitoria, y para no perder mucho el tiempo, organicé un vino español a modo de inauguración  a la que invité a casi todos mis amigos y a la vecina del cuarto, con la que solía fantasear envuelta en hilo de seda suplicándome que le dejara probar todo el género. En mitad de la cuarta botella de Cune alguien sugirió que montáramos una timba de Pocha a diez céntimos el punto, y así podríamos usar los botones rojos como moneda de cambio. Al final de la velada había ganado nueve euros con cincuenta y la promesa airada de varias revanchas que se sucedieron a lo largo de todo el mes con idéntica fortuna. Poco a poco y sin saber muy bien cómo, mi casa se convirtió en un peregrinaje de tahures torpes de bolsa fácil a los que desplumaba con prestancia mientras mi vecina del cuarto, escotada hasta el esperpento, me hacía masajes delicados y me servía chupitos de orujo de hierbas. Cuando me llegó, por carta certificada, la denegación del préstamo bancario que había solicitado me dio un poco de pena, por la mercería, pero yo ya estaba inmerso en otro negocio bastante próspero, aunque no sé si muy legal. Me compré una de esas viseras de crupier y me fui alejando de las mesas de juego para vivir del dinero de las entradas y del porcentaje de cada partida que se llevaba siempre la casa. Con la vecina del cuarto me he casado y me he instalado en su casa, ya que en la mía hay como un aire viciado que huele a ginebra y a derrota y que le viene fatal a mis geranios. 

4 comments:

eMiLiA said...

Muchas gracias por visitarme.
Me quedo leyéndote.

Abrazo!

Anonymous said...

Nunca se había marchado.
Pero tenía la piel quemada y fuerte
y una vaga pretensión marina;
haber estado en Cuba, por ejemplo,
y volver rico.

Miquel Barceló

Alberto Cuervo-Arango Rodero said...

Este sí,fantástico.
Lo mejor que he leído hoy.

Anonymous said...

jajaja, Por dios, La mercería, jaja me ha dejado toda loca, perotoda, eh....jajaja y la visera de crupier a lo Luigy en Mario Borss, jajajajajaaj con el brazo, y esa cinta que lo rodea.. bueno, tu vecina y pronto mujer, con su esperpento escote, y ese aire, enrarecido para tus geranios, jajajaa ES QUE NO SÉ DE DÓNDE SACAS ESTAS IDEAS TAN FANTÁSTICAS, JAJA YO ME PARTO, TÍO. bUENO, BUENO. INCREIBLE.


perdona, quisiera hacer un apunte, jajaja pero no sé si debo, y es en relación a una foto, jajaa

Perdona, pero, creo que me la voy a reservar, vamos a seguir como si no hubiera visto nada, jajaja..




Un beso.

RAQUEL