Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Sunday, August 03, 2008

La insoportable voluptuosidad del ketchup

Es que al salir dejé la cama sin hacer. No hubo nada de pereza en ello o de prisa, no había una chica morena con sombrero de ala ancha y guantes de cuero al lado del portal, apoyada en una farola, esperándome; ni siquiera fue por apatía o indiferencia: odio dormir con las sábanas revueltas y la funda del colchón asomando me provoca una intensa sensación de soledad que solo puedo paliar con tres o cuatro horas de insomnio y alguna película de los hermanos Marx. Simplemente no quería parecerme a uno de esos tipos solteros y metódicos que viven en una casa amplia y bien iluminada, hacen la colada dos veces por semana y pasan el aspirador sobre las alfombras de la casa con la impasible minuciosidad de un relojero suizo. Lo pensé esta mañana, mientras me duchaba, ¿sabes?, la idea de estar convirtiéndome en un adulto perfeccionista con la ropa interior impecable me deprime y me agobia, se me empieza a secar la garganta y no puedo respirar, me agobio, me agobio.


.- Sí, me imagino, pero ¿y a mí qué me cuentas?. Solo te he preguntado si querías ketchup para las patatas.


Sí, así se empieza, por el ketchup: te adecuas a todo, te alineas con todo, piensas que si lo hace tanta gente, malo no será, te adocenas, te aborregas, te desdibujas. Entras a formar parte, eres otro número, nada te diferencia de la chusma, del conjunto, del rebaño, te vuelves indistinguible. Haces la cama antes de salir y luego le pones ketchup a tus patatas a la hora de comer y enseguida estás en la oficina del apoderado de un banco firmando una hipoteca y pidiéndole a Sonia que se case contigo. Antes de que te quieras dar cuenta tienes dos hijos, un columpio en el jardín y una pequeña fuga de aceite en el retén del cigüeñal que te pide a gritos que cambies de coche, aunque con tu sueldo, claro, eso es impensable, te acostumbras a ir dejando la huella de tu presencia automóvil por el mundo, qué remedio, mientras las tensiones que eso -y la denegación de cualquier aumento de sueldo- genera, las descargas con tu mujer y con los niños, por las noches, durante los anuncios de Los hombres de Paco o de Gran Hermano catorce. De ahí a un régimen judicial de visitas o a una orden de alejamiento, hay un paso. Y si me quitan a los niños me muero, te lo juro.


.- No sabes cómo te entiendo. Me pasó algo parecido con mi mujer este invierno pasado. Volvíamos del cine y se empeñó en discutir lo de la cómoda, que todas sus amigas tenían una cómoda y que ella quería una y que había visto una preciosa en Ikea, colonial, de madera de castaño, con muchos cajones, perfecta para nuestro cuarto y solo por seiscientos euros. Yo le dije que quizá no era el momento, que era mejor esperar a que me estabilizara un poco en el trabajo, llevaba un par de meses currando aquí, imagínate, y no veas cómo se puso...


Ya, bueno, oye tampoco hace falta que me cuentes tu vida, además yo ni siquiera estoy casado ni tengo hijos, era un ejemplo, hombre. Tú dame las patatas y luego ya si eso me las como y me voy, sin acritud, ¿eh?, venga campeón, hasta luego.




1 comment:

Anonymous said...

jajaja Deberias trabajar en un local nocturno haciendo humor, no sé, no sé lo que pagan, pero de verdad, eres muy ingenioso, sarcastico, y realista, la mezcla perfecta, jaja, eso de la cómoda, y el jardín con hijos, cuando menos lo esperas, jaja...qué diver!!Pablo, jaja....he copiado esto, me encanta.:

la idea de estar convirtiéndome en un adulto perfeccionista con la ropa interior impecable me deprime y me agobia, se me empieza a secar la garganta y no puedo respirar, me agobio, me agobio.


.- Sí, me imagino, pero ¿y a mí qué me cuentas?. Solo te he preguntado si querías ketchup para las patatas.

jaja. a estas horas reir me sienta tan bien...jaja.Un beso.

Hellye