Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Monday, August 04, 2008

En el estanque un posado

Estaba completamente seguro de que antes o después conquistaría a Sonia: llevábamos varias semanas de flirteo adolescente cargado con miraditas, sonrisas a destiempo y piropos -por mi parte- exagerados, así que no me importó apostar con mis amigos al respecto, además iba con dos copas y el alcohol en dosis medianas suele conferirme una valentía absurda y por lo demás ficticia que normalmente no poseo. Si ganaba yo tenían que invitarme a una mariscada pantagruélica en La Zamorana, si ganaban ellos me tocaba bañarme desnudo a plena luz del día en el pequeño estanque (bueno, quizá estanque sea un sustantivo exagerado) que rodea la estatua de Pelayo, en la plaza del Marqués, en Gijón. La apuesta me obligaba a conquistar a Sonia antes de dos semanas, o de lo contrario me tocaba chapuzón en aguas estancadas, pero como creí que iba sobre seguro, aposté. Cuando al sábado siguiente nos tropezamos a Sonia en el garito de turno tocándole la campanilla con la lengua a un tipo que parecía recién sacado de la portada de un disco de hip-hop (gorra calada, camiseta de baloncesto seis tallas mayor, zapatillas de deporte enormes y desabrochadas, cadenas varias), se me vino el mundo encima, aunque no supe discernir si era mi corazón el que se quejaba por verla con otro o era mi orgullo por haber perdido la apuesta de la que, la verdad, creí que podría librarme confiando en la piedad de mis amigos y en la cara de idiota apático y tristón que se me había quedado. Pero no: mientras mis amigos me consolaban con palmadas en la espalda, la cita para el baño vergonzante se fijó para esta mañana, a las doce.










Una vez dentro, la verdad es que no se estaba tan mal: el agua fresquita ayudaba a combatir el excesivo calor así que, ya puestos, me puse a nadar unos largos y a rastrear el fondo del estanque por si encontraba algo de interés. Al incorporarme después del último buceo me sorprendió ver en la calle, rodeando la estatua, una turba ingente de periodistas y cámaras de televisón. Al principio pensé: ay va, la he cagado, pero luego vi que me sonreían y me aplaudían y me pedían que saludara y unos autógrafos, así que me dije que quizá estaban allí por mí, que al fin se reconocía mi verdadero valor, que el momento de hacerme famoso había llegado. Así hasta que un tipo trajeado con cara de pocos amigos alzó la voz sobre los flashes y el griterío y dijo: "que saquen de ahí a ese imbécil, está justo delante de las autoridades". Mientras me esposaban me fueron explicando que hoy, 5 de agosto, se celebraba el cumpleaños de la estatua en cuestión, inaugurada en 1891 y que había escogido el peor día y la peor hora para bañarme en pelotas en la fuente porque todo aquel que es algo en el Principado había venido hoy hasta la plaza del Marqués a rendirle tributo a Pelayo.







Y así me veía yo en el coche patrulla: pasando la en el cuartelillo y sin Sonia, hasta que uno de los guardaespaldas de una autoridad local se acercó al coche y le dijo al policía que me soltara, que le había caído simpático a su protegido y que querían que continuara con la comitiva para hacerme más fotos frente al Molinón, que al parecer también cumplía años hoy. Exultante le pedí a mis amigos que me devolvieran mi ropa y me preparé para disfrutar mis cinco minutos de gloria. Me encanta la fama.




























3 comments:

narradora de bolsillo said...

"Buscáis la fama, pero la fama cuesta, y aquí es donde vais a empezar a pagar" (golpes del bastón contra el suelo)...
Saludos.

Anonymous said...

En el estanque dorado... Interesante.
El Verdadero amor marca las directrices al tiempo... esta hora me inspira.

Si te sirve, tengo una sobrina, sin novio, se llama Sonia, 24 años, ojos celestes enormes, y el culo, para qué engañarnos un poco gordo.

La tia es más esbelta
y tiene más morbo.

Seguiré leyéndo-te
en Septiembre,
a tí a la madre que parió
a La Estética del Arte.

Anonymous said...

A ti, y a la Estética del Arte,
quería decir.