Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Thursday, December 13, 2007

Aljor, El quinto Elemento





Julia:


Adelante, pasen, pasen, bienvenidos a Feudalia, la feria medieval definitiva. Soy Julia, su guía. Los señores de Díaz Guindo y Arnáez Somosierra, ¿verdad? Les estaba esperando, ¿me permiten sus billetes? Gracias, es un mero formulismo, como eso de que somos la feria medieval definitiva, me obligan a decirlo, como si hubiera habido alguna otra antes. Además, jamás habrían atravesado el foso de los cocodrilos sin su entrada, claro. En fin, ¿han disfrutado del viaje en carro de bueyes?



Conchi (Señora de Arnáez):


Bueno, guapa, la verdad es que tengo heno hasta en el refajo, no sé, un poco incómodo, ese vaivén, esas carreteras en pésimo estado. Es todo tan gris, ¿verdad, Adolfo?



Adolfo (cruzándose una mirada de complicidad con Ricardo Díaz Guindo):


Fuiste tú la que te empeñaste en pasar unas vacaciones rurales, cariño, ahora no te quejes.


Conchi:


Rural sí, pero no tercermundista. Yo tenía en mente otra cosa, con calefacción y microondas y juegos de mesa, la verdad...


Julia:


Si me hacen el favor, el tiempo apremia y deberíamos empezar la visita. La primera parada es el taller de miniaturistas. Está al otro lado de esta puerta, adelante. Como verán intentamos cuidar hasta el más pequeño detalle, respetando las condiciones de luz, humedad y temperatura que se podían dar en una celda de trabajo de cualquier abadía de la época.


Rosario (Señora de Díaz Guindo):


Pero si hace un frío que pela, tenía que haberme traído el chal, Ricardo, mira que te lo dije. Y esos pobres muchachos ahí inclinados, ¿cómo pueden ver nada? Mira ese, Conchi, si hasta está morado del frío que pasa: cuando acerca la vela al pergamino se le ve el cuello como hinchado.


Julia:

Es la peste, señora, no el frío. Desde aquí no se distinguen bien los bubones pero a ese no le quedarán más de dos días de vida. Una lástima, es uno de nuestros mejores copistas, se sabe la Summa Theologica de Santo Tomás de memoria. Como recordarán, la peste fue la gran epidemia mortal europea entre los siglos XIV y XVIII. Pero no tengan miedo, aquí estamos protegidos, estos pasillos son una especie de burbuja esterilizada, no hay de qué preocuparse. Contamos, además, con un equipo médico de reconocida talla internacional. Y ahora, si me siguen, asistiremos, en la sala contigua, al ajusticiamiento de un hombre, sentenciado a vergüenza pública y al fuego, una condena típica de entonces, por dar culto a dioses paganos.

Conchi (agarrándose a su marido):

Musulmanes, Adolfo, ¡mira!

Adolfo:

Ya los viste en el tríptico que nos enseñó el de la agencia, no sé porqué te escandalizas ahora.

Conchi:

Ya, pero no sé, aquí son como más morenos, más diabólicos, fíjate qué ojos, está claro que es un adorador del demonio. Nos quedaremos a la hoguera, ¿no?

Julia:

No estaba previsto, la verdad, quizá se pierdan la visita del señor de estas tierras a sus vasallos, los ritos de la prima notte, las justas.

Rosario:

¿La prima de quién? ¿Y eso qué es lo que es?

Julia:

La prima notte, la primera noche. Cuando dos de sus siervos se casan, el señor tiene derecho a pasar la primera noche, tras la boda, con la reciente esposa y así poder desvirgarla. ¿No han visto Braveheart? Pues lo mismo.

Rosario:

¿Y los maridos no dicen nada? Ja, como que iba mi Ricardo a dejar que nadie me pusiera una mano encima y menos en la noche de bodas, a que no, Ricardo, díselo, díselo.

Ricardo:

Bueno, mujer, era otra época, otras costumbres, estaban obligados, la muerte les esperaba si osaban oponerse a la voluntad de su señor, tienes que comprender

Rosario:

¿Comprender?, ¿comprender? No tienes una gota de sangre en las venas, ¡melifluo!, que eres un melifluo. Yo me largo. Ven, Conchi, a ver si encontramos algún buenmozo caballero que nos ajuste las cinchas.

1 comment:

Anonymous said...

jajaja Ay Dios, Julia, qué bueno, Pablo, jaja.. Un beso, Hellye