Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.

Monday, November 09, 2009

Un prólogo erecto y una onza de almíbar

Entusiasmado por una inesperada reedición de la jornada de piernas abiertas en casa de Rebeca Griñón, sita en el portal 114 de la calle Ezcurdia, que hasta la tarde anterior había dado por imposible, Jorge Soto salió de la cama haciendo planes para el resto de su vida, y antes del desayuno lo había decidido casi todo, excepto quizá la presencia o no de ribetes en las invitaciones de boda en tono pastel, y algún que otro detalle horticultor sin importancia (y por supuesto que los niños, pareja mejor que trío, tendrían unos columpios en la parte de atrás de un dúplex apañado en las afueras). Pensó en llamar a su madre para anticiparle alguna de las noticias que volcarían el mundo las próximas fechas, pensó en cambiar su estado sentimental en facebook, pensó en comprar flores alegres para decorar la terraza, pensó que, en Rebeca, la distancia entre el lóbulo de la oreja y el hombro desnudo era directamente proporcional a la felicidad, y chorradas así. Y como todas las canciones de Kiss Fm hablaban sobre la noche de autos, decidió pasar el resto del día escuchando música, sonriéndole al techo y repitiéndose las mejores jugadas de un encuentro que, esta vez sí, pasaría a la historia.


Y eso que no daba un duro por sus posibilidades. Diecinueve días después del ya te llamo yo, Jorge empezaba a sospechar que Rebeca no tenía intención de llamarle. Y no la culpaba: tras cuatro meses de inactividad por incomparecencia del rival, había estado asustadizo e intermitente sobre el terreno de jugos. Si bien era cierto que había sumado un par de incorporaciones digitales por la banda muy apreciadas por el respetable; pero a la hora de la verdad el balón se había convertido en una onza de chocolate mordida imposible de manejar: tembloroso, y a la espera de las repercusiones lógicas dada su incapacidad manifiesta para vulnerar esas mallas, se había dedicado a nadar vagamente guardando la ropa, mientras Rebeca lo miraba con una mezcla de extraño afecto compasivo, igual que se mira a un hermano, a un juguete viejo, a una señora octogenaria buscando unos céntimos para pagar con lo justo en la pescadería. Y también lo era -cierto- que su comportamiento oral había sido intachable, practicando primero con prudencia y contra el muslamen derecho, y cargando luego todo el peso de la caballería ligera, en una acción invasiva y envolvente y un poco torbellina, hacia la plena zona clitorioidea, pena: ahí yacía la esperanza. Tal vez, se dijo Jorge con la mirada fija en los manchurrones de humedad que lo sobrevolaban a golpe de yeso, Rebeca sea, como yo soy, más de prólogos que de desarrollos, una chica primitiva y primaria y primordial que le concede más importancia al escaparate que al relleno, al fin una mujer por mí plenamente satisfacible, un hueco confortable, espero, en el que olvidar las habituales pesadillas de tocata y fuga, de precocidad y arrebol.


Y pese a que dos golondrinas no hacen verano -aunque pueden quedar muy bien en un pasiaje colorista-, lo normal es que, conociéndolo, Jorge Soto hubiera hasta concertado cita con el cura de la parroquia de San Julián después de que a Rebeca, más por aburrimiento y falta de efectivos que por querencia o necesidad, le diera por volver a llamarle dicienueve días más tarde, cuando ninguno de los dos esperaba ya que eso sucediera, sobre todo tenida en cuenta la insoportable brevedad del sexo que Jorgito le brindó aquella noche inicática. Evidentemente, cuando la bandeja de entrada del móvil de Rebeca se llenó de mensajes absurdos e innecesariamente cariñosos en los que era imposible no ver un preludio de declaración de amor en toda regla, la muchacha dio por concluida su relación espermática con aquel chico que, si bien mono, se notaba a la legua que buscaba un culo de buen asiento sobre el que construir una casa empezando por la chimenea. Rebeca Griñón, versada en Física y en el Kamasutra, no tuvo más remedio que borrar el número -y el rostro- de Jorge Soto con un chasquido de contrariedad como quien dice: qué lástima de comedor. El pobre Jorgito, incapaz de acoger en casa todos los centros de flores que había comprado por internet, con vistas al feliz enlace, y de pagarlos, se lanzó con decisión, con gallardía, pasional y faltalmente, como lo había hecho todo en su vida, debajo de un camión de Emulsa que pasaba, para poner fin al oprobio, a la vergüenza floral y a la cita con el cura párroco de San Julián que no sabía cómo cancelar. Creo que en la misa de este domingo rezaron un responso por su almibarada alma.

9 comments:

Anonymous said...

jajajaja,m ahghhhhggg...me da algoooooooooo, contigo, tio,jajajaj--ahh, socorro!!!,perdoname, otra cosa que debes saber, es que entro por Albert y llego hasta aqui, Pablo, qué imposible es todo, jaja...Muakks..Voy a guardar tu dirección, es como si atravesara por un tunel secreto, pasadizo..

Miss P said...

Querido P,
Me has arrancado una sonrisa de sábado frío y lluvioso.
Pobrecillo ése reserva que sale a jugar creyéndose bota de oro...hasta me has hecho sentir un poquillo mal por, quién no lo ha hecho alguna vez, haber recurrido en ocasiones a la ya retirada chorvoagenda para calentar una fria noche de invierno...
Continúo siguiendo tu lírica, ahora que los colores han venido al rescate.
Beso rojo de carmín.

FLOR OGEA PLAZA said...

Qué suicida te encuentro últimamente... Suicida y divertido.

:)

F

Anonymous said...

Un look muy favorecedor, Pau, la foto es espectacular, la de la niña jugando (a la muñeca), para ti, la rayuela.

Y luego no sé, un aspecto de más limpio, no sé qué es. Un beso, No he visto el poema del cuello, aquel magnifico poema que tanto preguntaba sobre el recuerdo de aquel cuello..

Besos. Hellye

Anonymous said...

Me agobia la foto así, en esa posición, es agobiante, no sé, falta el aire!!! Por cierto, a ver si vuelves a escribir, no sé, algo, aunque sea breve, un beso. Pablo..

Hellye

Anonymous said...

Asturiano..ooooo...hhh

Resulta que te he visto en Tino Casal, (ese aire, esos ojos, esa pose, esos rasgos...)

Píntate los ojos que yo te visto.
Ya sé que tú no eres mi héroe.

Es la canción que estoy oyendo ahora.

No fuimos héroes.

Un beso, P.
(dónde estarás)

Anonymous said...

A ver si actualizamos, Pablito; los que te admiramos queremos seguir leyéndote.

"Página en blanco
aquí te dejo todo
haz lo que quieras
espabílate
o por lo menos organízate"

De "preguntas al azar", M.Benedetti

Anonymous said...

Hablando de cumples,

me he acordado del tuyo!!

mmm, espero que no sea el literario, y sea el textual.

felicidades, Pablo.

No se si cantarte una cancion,o que me la cantes tu a mi, por ejemplo, esta que ahora mismo suena de Joe Cocker ;

You can leave your Head

bueno, pues solo quitate el sombrero, yo me quito la bufanda nada mas...jaja
un beso, feliz dia, P

Anonymous said...

Pues no, no es mi cumpleaños literario, es el literal. 32 otoños me contemplan ya. Muchas gracias por pasarte y acordarte. Un beso.

P