A Marta que me dio los datos, me propuso el juego y me quiere tanto, tanto.
Afincado desde siempre en la filatelia, para Fermín Sánchez Dubois todo recomenzó una mañana, en el trabajo, de la más estúpida de las maneras posibles: con un adventicio derramamiento de tinta en un documento dizque gubernamental. El incidente (sustantivo que contaba con el beneplácito a posteriori de Fermín pues vadeaba otros de mayor calado, o superior enjundia, como desgracia o aun catástrofe) sobrevino pocos minutos antes del descanso para café, mientras nuestro héroe revolvía el segundo cajón de su escritorio en busca de un formulario KJ14/637, obligatorio en casos de mudanza epistolar. Con la inevitable precisión de un dispositivo bien engranado, el codo de Fermín, el bote de tinta y el sobre dizque gubernamental se unieron durante un desalentado instante en el que, contrayendo una serie de estrechas y parduzcas relaciones efectocausales, echaron a perder sus vidas irremisiblemente.
A Fermín le sobraron segundos para comprender que, así bañada en tinta, la carta jamás debería abandonar la estafeta de correos. Presa de la ansiedad y del desatino -y obviando la parte de su cerebro que, sin pausa, le recordaba, irónica y metafóricamente, que aquel era el primer borrón en su dilatada carrera-, hizo lo que cualquier empleado de correos con más de treinta años de experiencia en el ramo podría haber hecho en su misma situación: coger un sobre nuevo y fingir que nada había sucedido. Y habría funcionado si la curiosidad no le hubiera obligado a leer la carta primero. Así se enteró de la existencia de Ricardo, de sus vanas aspiraciones funcionariales, de su máster en nuevas tecnologías. Y, ya leída, le daba la sensación que la maquinaria estatal denegaba las petitorias ricardianas de un modo en exceso áspero y descarnado, así que se dijo que, metidos en harina, porqué no ir un paso más allá y suavizar un poco la negativa con unos adjetivos de consuelo por aquí, y unos destellos para la esperanza por allá.
Ni que decir tiene que, animado por la esponjosa reacción gubernamental, Ricardo Pérez Ayuso reduplicó sus esfuerzos suplicantes y que, siguiendo una aplastante lógica Newtoniana, Fermín Sánchez Dubois dedicaba sus descansos vespertinos a interceptar las cartas de Ricardo para, erigiéndose en estado él mismo, seguir dándole largas epistolar y dulcemente.Y no quedó ahí la cosa: al asunto Pérez Ayuso le siguieron el de Raquel Agradable Díaz y su inestabilidad venérea (y los males que ésta pudo provocar en su novio madrileño y cómo Dubois se los ahorró paternal, tierna, cariñosamente, vistiendo de inapetencia, periodicidad y migratoria lo que no era más que cornamenta e infidelidad premarital y múltiple), o el de Rodrigo Fernández Doblo y su calamitoso comportamiento filial. Fermín se convirtió, al cabo, en una suerte de amable divinidad filatélica alopécica, cejijunta y con un corazón grande como un castillo.
Y los meses se sucedieron hasta que, cierto día, respondiendo a una llamada de la secretaria de dirección, se personó en la estafeta de la Avenida de Castilla una pareja de la policía local para investigar un caso probable de hurto de grapadoras y material laboral. Creyéndose descubierto, Dubois contestó histéricamente y con monosílabos las vagas preguntas de los agentes para, en el primer descuido policial, salir pitando de allí con dirección Cimadevilla. El plan de escape, ideado por Fermín en las noches de culpabilidad e insomnio, era más una tentativa de suicidio que otra cosa, pues comprendía un salto angelical desde el Cerro de Santa Catalina y aquí paz y después gloria. La pericia de la gendarmería, sin embargo, evitó cualquier tropezón imprudente personándose en el Cerro antes de que Fermín se soltara de una de las patas del Elogio con sentido descendente y mortal. Hoy, sigue en espera de juicio pues nadie sabe muy bien qué achacarle, aunque Rodrigo Ayuso ya le ha interpuesto una demanda por falsas esperanzas, exigiendo la pena capital o un puesto en el ayuntamiento de Campo de Caso.
Ver para creer.
Letter to Hermione (David Bowie)
6 comments:
Muy P. Ese "dizque" te delataría siempre: cuidado con dejar notas en el escenario de un crimen, que te pierdes :-p
Y gracias.
Sigo sin entender como eres tan tan tan inocente, y mira que siempre me he llevado la palma.
Pero tengo dos cosas, mi intuición y a mi mafy, ambas extraordinarias, y ahora también, la verdad, el corazón seco como un higo.
Si tienes buena memoria, sabrás a lo que me refiero, sino es así, piensa, deduce, interpreta y abre los ojos, hombre.
Sin ponerme misteriosa, no debo decirte, lo que no sabría como decirte, sobre todo porque no debería decirlo.
Tengo el navío, petao, ya me estoy agobiando, no sé de dónde salen.
Cuando esto ocurre me bloqueo y entonces no hay día que tenga que frenar mis impulsos por no darle al click... que mira que me gusta.
Vienen a chafardear, son unos metiches, y no soporto eso.
¿Pues no estés en internet?
Me dijo un día un buen amigo, que mira que son buenos esos amigos eh!
Sobre todo cuando ven que eres más creativa que ellos.
En fin... ¡Inocente!
lo mejor de todo, es que uno se siente especial, exclusivo cuando entiende el significado de palabras como "dizque", por eso el Sporting es tan grande como estos personajes
Quimérico, diría yo, aunque con fundamento, ¡¡¡¡puxa sporting!!!!
Alucinada me he quedado cuando he leído tu entrada... Ayer intentaba localizar por temas laborales a un tal Pérez Ayuso... Eso sí, de nombre Domingo.
Saludos,
Ce
Ah! pues no he leí la entrada, fui a lo mio, como de costumbre.
Espero que esta especie de adebacle blogoriano se trate a que estás bien, con alguna princesa y eso.
No sé por qué me preocupo por ti. ¡Imbécil!
http://es.youtube.com/watch?v=jFjKALF454g
Prometo (creo) que es la última vez que vengo.
Y sigo prometiendo, que no se me ha ido la pinza, aunque todo apunta a que es así, pero no.
Nací así. Que cruz. No te preocupes, me iré. Siempre acabo haciéndolo.
El Sporting, quedará entre los diez primeros, y Pep, gana la liga, claro, no tiene mérito decirlo ahora, ya lo dije en septiembre.
Mi instinto. ¡Gran putada!
¿Y qué le hago?
PS. Eso de tener lo de los comentarios en la lengua de Shakespeare, me tiene muy pero que muy quemada.
¿Que pasa? ¿que ahora los bárbaros de la pérfida Albión son mejores?
Hay que joderse... Publish your comment... ¿a que no lo publico?
oooooye, ya si eso habrá que ir actualizando, no?? que hoy el White album cumple cuarenta años!!
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