Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.
Tuesday, December 18, 2007
Thursday, December 13, 2007
Julia:
Adelante, pasen, pasen, bienvenidos a Feudalia, la feria medieval definitiva. Soy Julia, su guía. Los señores de Díaz Guindo y Arnáez Somosierra, ¿verdad? Les estaba esperando, ¿me permiten sus billetes? Gracias, es un mero formulismo, como eso de que somos la feria medieval definitiva, me obligan a decirlo, como si hubiera habido alguna otra antes. Además, jamás habrían atravesado el foso de los cocodrilos sin su entrada, claro. En fin, ¿han disfrutado del viaje en carro de bueyes?
Conchi (Señora de Arnáez):
Bueno, guapa, la verdad es que tengo heno hasta en el refajo, no sé, un poco incómodo, ese vaivén, esas carreteras en pésimo estado. Es todo tan gris, ¿verdad, Adolfo?
Adolfo (cruzándose una mirada de complicidad con Ricardo Díaz Guindo):
Fuiste tú la que te empeñaste en pasar unas vacaciones rurales, cariño, ahora no te quejes.
Conchi:
Rural sí, pero no tercermundista. Yo tenía en mente otra cosa, con calefacción y microondas y juegos de mesa, la verdad...
Julia:
Si me hacen el favor, el tiempo apremia y deberíamos empezar la visita. La primera parada es el taller de miniaturistas. Está al otro lado de esta puerta, adelante. Como verán intentamos cuidar hasta el más pequeño detalle, respetando las condiciones de luz, humedad y temperatura que se podían dar en una celda de trabajo de cualquier abadía de la época.
Rosario (Señora de Díaz Guindo):
Pero si hace un frío que pela, tenía que haberme traído el chal, Ricardo, mira que te lo dije. Y esos pobres muchachos ahí inclinados, ¿cómo pueden ver nada? Mira ese, Conchi, si hasta está morado del frío que pasa: cuando acerca la vela al pergamino se le ve el cuello como hinchado.
Julia:
Es la peste, señora, no el frío. Desde aquí no se distinguen bien los bubones pero a ese no le quedarán más de dos días de vida. Una lástima, es uno de nuestros mejores copistas, se sabe la Summa Theologica de Santo Tomás de memoria. Como recordarán, la peste fue la gran epidemia mortal europea entre los siglos XIV y XVIII. Pero no tengan miedo, aquí estamos protegidos, estos pasillos son una especie de burbuja esterilizada, no hay de qué preocuparse. Contamos, además, con un equipo médico de reconocida talla internacional. Y ahora, si me siguen, asistiremos, en la sala contigua, al ajusticiamiento de un hombre, sentenciado a vergüenza pública y al fuego, una condena típica de entonces, por dar culto a dioses paganos.
Conchi (agarrándose a su marido):
Musulmanes, Adolfo, ¡mira!
Adolfo:
Ya los viste en el tríptico que nos enseñó el de la agencia, no sé porqué te escandalizas ahora.
Conchi:
Ya, pero no sé, aquí son como más morenos, más diabólicos, fíjate qué ojos, está claro que es un adorador del demonio. Nos quedaremos a la hoguera, ¿no?
Julia:
No estaba previsto, la verdad, quizá se pierdan la visita del señor de estas tierras a sus vasallos, los ritos de la prima notte, las justas.
Rosario:
¿La prima de quién? ¿Y eso qué es lo que es?
Julia:
La prima notte, la primera noche. Cuando dos de sus siervos se casan, el señor tiene derecho a pasar la primera noche, tras la boda, con la reciente esposa y así poder desvirgarla. ¿No han visto Braveheart? Pues lo mismo.
Rosario:
¿Y los maridos no dicen nada? Ja, como que iba mi Ricardo a dejar que nadie me pusiera una mano encima y menos en la noche de bodas, a que no, Ricardo, díselo, díselo.
Ricardo:
Bueno, mujer, era otra época, otras costumbres, estaban obligados, la muerte les esperaba si osaban oponerse a la voluntad de su señor, tienes que comprender
Rosario:
¿Comprender?, ¿comprender? No tienes una gota de sangre en las venas, ¡melifluo!, que eres un melifluo. Yo me largo. Ven, Conchi, a ver si encontramos algún buenmozo caballero que nos ajuste las cinchas.
Wednesday, December 05, 2007
Volquemos poesía. Tanto tiempo que no navegaba versos que volteo cada página -un decir, lo de volteo, sería más acertado escribir cliqueo- con el estupor torpón de un primerizo en su noche de odas. Recordarás, bro, aquel tiempo de hortalizas en el que nos juntábamos en una de esas mesas enormes de la biblioteca del Milán y yo te enseñaba mis versos y tú fingías encontrar motivos para que siguiera trabajando (puliendo, puliendo era uno de nuestros verbos preferidos entonces, la navaja de limar asperezas) y luego me pedías que te recomendara alguna novela. Cruzabas el pasillo hasta la sección de filología porque nos gustaba una chica morena con cuello cisne que se pasaba las tardes detrás de un inmenso manual de literatura inglesa dieciochesca, y porque en Historia del arte está todo como desangelado y la gente es muy rara. Aún no salías de tu tortuoso noviazgo con pretensiones exclusivistas y desenlace alemán, pero ya en la mirada se te notaba cierto penar -y en la voz amarguras y en los hombros pesadumbres-. Nos conocíamos pero no nos conocíamos y en aquellas mesas entiendo que recomenzó todo: te urgía a Cortázar, a Bryce, a Auster, a que abandonaras un momento a Galdós (siempre tan rectilíneo, tú, convencido de la valía de lo historiográfico, de la necesidad de unas lecturas elementales, de que Azorín, de que las guerras carlistas; decidí tomar cartas en el asunto cuando te vi guardando subrepticiamente un ejemplar de Cartas marruecas en el fondo de tu mochila: cruza el atlántico, ché, te dije) Ahora me cumples treinta años y me da por regalarte una agenda 2008 de la Taschen con motivos hopperianos y este blog de versos y recuerdos.
Luego/ si el sueño acaba te persigo
Así/ sin intenciones misteriosas
De las altas ventanas tu ventana
Monday, November 26, 2007
Sunday, November 25, 2007
Thursday, November 22, 2007
En la muerte de Fernán-Gómez
El autocar lleno hasta los topes, se arrastraba penosamente, cruzando la inhóspita llanura, camino de Cabezales. Mi padre, en uno de los asientos delanteros, había pegado la hebra con su nieto.
El viaje a ninguna parte, F. Fernán-Gómez
Album: El Viaje a Ninguna Parte
Canción: Canto (el mismo dolor)
Canto porque me levanto siempre con las mismas penas,
Saturday, November 03, 2007
Y es que el futuro no es como me lo han contado: los coches siguen caminando pegaditos al suelo , no hay vida orgánica alejada del carbono y representada por seres verdeamarillentos con brazos pseudopódicos y bocas varias, y el colonialismo planetario parece hoy más que nunca técnicamente imposible. Defraudados por la realidad, lo escritores de CF se ven condenados a uno de dos mundos posibles: o mutan o desaparecen. Yo, intentaría presentar un relato mutante de impagable deuda orwelliana, repleto de engaños, vaporizadores y 1714 cámaras de televisión ocultas. El prólogo histórico iba a ser lógicamente breve y carente de tecnicismos y explicaciones atómicas: inesperada debilidad solar, sucesivas edades de hielo, necesidad urgente de mudanza. Desde ahí, una estafa granhermano: pruebas de selección, cincuenta elegidos, duro entrenamiento. Para el viaje, dos años de hibernación que, en la práctica, serían cuatro horas de plácido viaje hasta los estudios de la Dreamworks en New Hampshire.
Incluso tenía preparado el primer párrafo del libro: "Ahora quiero creer -pero es mentira- que, cuando salimos del pabellón central para verlos despegar (y se oyeron risas y voces, ruidos de besos lanzados al aire y algún volvedpronto), ya noté alguna mirada de reojo y de complicidad entre los que se iban quedando rezagados, remoloneando, y que fueron los primeros en volver a la ciudad -aunque aquello no era una ciudad- y a los que solemos llamar Los de atrás. Pero eso sería luego, luego habría motivos para desconfiar, para el recelo, para creer que. En aquel momento de excitación y nostalgia y nervios, la mayoría solo acertamos a quedarnos embobados, con la mirada fija en la popa de la nave que pronto fue humo gris negruzo y, al cabo, un puntito en el cielo y finalmente nada (y los más decididos o fanfarrones -empezábamos a conocernos y entre nosotros se había establecido una especie de pavoneo flirteante un tanto alocado- juraban que aún podían ver la estela de la Queen Silvie por entre la silueta de las dos lunas contrapuestas de XJ14) Al regresar al pabellón central me fijé en el cartel de bienvenida que habían colocado justo en el lugar donde empezaba la señalización amarilla y la calle mayor se convertía en pista de despegue: Bienvenidos a Twintown, Asimovland. Lo rocé al pasar con un dedo y me pareció latón o algún material similar: como todo en aquel planeta era básicamente terrestre, acondicionamiento, al parecer, necesario para que no nos sintiéramos abandonados del todo: los campos olían a trigo pero no había trigales, el aire sabía a salitre sin mar, las afueras apestaban a caucho sin fábrica de neumáticos: unos aspersores olorosos que soltaban breves ráfagas incoloras de gas salitre -o caucho, o trigo, o atasco en hora punta, o alquitrán, o ferrocarril- situados estratégicamente, mantenían a raya nuestras melancolías olfativas. Seguí tocando todo lo que encontraba a mi paso -un árbol, una formación rocosa con musgos, un enorme ciervo de peluche (al que los tipos del doce C llamaban animadamente Blandy) digno representante de la fauna local"
Y releyéndolo produce cierto alivio saber que nunca será escrito.
Friday, November 02, 2007
Yo sería un fantástico cadáver flotando en el agua, bocabajo, de esos con gabardina y sombrero de ala ancha y zapatos de tafilete, asesinado tal vez por un ajuste de cuentas tendría un agujero de bala a la altura del pecho -sin orificio de salida: me habría arruinado la camisa de dos mil dólares Pierre Cardin, de seda, pero la gabardina aún se podría utilizar- Supongo que me dispararían al salir de Antonello's y sería sencillo: soy un hombre de costumbres, es fácil seguirme la pista: los lunes, a las dos, spaghetti boloñesa -ay, Ricardo- y una botella de vino de Chianti, conservada en una nevera especial para vinos, a nueve grados. Tendrían un francotirador apostado en la azotea del edificio de enfrente, rifle de mira telescópica apuntando al corazón, silenciador, casi ni me daría cuenta: un dolor agudo e intenso, mi nombre gritado por Lola, la buscona hispana de turno; y luego nada. Llegarían en un C 220 negro, me cogerían entre dos (probablemente Piero y Gian Luiggi, los perros favoritos de Papá) y me meterían en el maletero. Se bajaría la ventanilla lo justo para que apareciera una mano enguantada que, con marcado acento napolitano, diría: "la puta también se viene" Lola, congelada por el shock, no opondría resistencia alguna: mejor: si jugaba bien sus bazas tal vez lo peor que le podía pasar era tener que aguantar el aliento fofo mentolado de Papá Corsino en lugar del mío, la gente cambia de bando, sucede constantemente. Nadie vería nada y yo ya estaría muerto: mi camisa olería a pólvora y a sangre como si me hubiera caído un poco de salsa boloñesa o, peor, el camarero me la hubiera derramado al servirme: y sería lo último que serviría en su vida. Vendrían hasta este extremo del puerto deportivo ya de noche (nocturnidad innecesaria pues la policía local ve y oye lo que Papá Corsino quiere que vea y oiga) y más que desprenderse de mí me depositarían con mimo: no querrían que una corriente o un barco despistado arruinaran su obra de arte: mi muerte era una advertencia: así trata Papá a los soplones. Y así luciría mi gabardina al día siguiente en primera plana: desplegada, oscurecida, empapada, inerte. Lucio Spadafucile encontrado muerto: la policía cree que se trata de un atraco.
Papi, dice mamá que si te has quedado dormido, que me lleves a tomar un helado. Papi, quiero un helado, papiiiiiiiiii
La foto procede de www.fotolog.com/editorialaljor y es una idea fotonarrativa de J C-A, también conocido como el hermanísimo. En ese espacio se encuentran las visiones primeras a cargo del sr Baxter, convecino y sin embargo amigo. Pronto el tercer relato.
Tuesday, October 30, 2007
Sunday, October 21, 2007
Thursday, October 11, 2007
Friday, September 21, 2007
Monday, September 10, 2007
¿Sasug?, malinterpretó Matellán, ¿quién es? ¿algún médico húngaro, especialista en insuficiencias cognitivas? Pevareló se río y, mientras empezaba a empaquetar sus cosas, dijo: me cae usted bien, Matellán.
Tuesday, August 28, 2007
Llorando grito y el dolor transito;muerte y vida me dan igual desvelo;por vos estoy, Señora, en este estado.
Saturday, August 18, 2007
Silencio. Albert y yo nos miramos: pero no puede ser, no es y no será. Esas cosas solo suceden cuando ella está aquí y yo estoy aquí y nuestra tensión se resuelve en que la sobrecarga del sistema manda los plomos al cuerno (y, en la oscuridad posterior, a veces hay besos) Pero ella no estará aquí porque todo presagia que no ha vuelto de Creta y que esté yo no quiere decir nada, porque yo siempre estoy. Piensa, bro. Los apagones son el resultado empalagoso de mi tendencia al romanticismo y a la irrealidad. Necesariamente. Y que todo se apague cuando, geográficamente, está clarísimo que en Creta no hay ningún Soho y que yo me he levantado en Gijón, con callos en las ventrículas y necesidades etílicas, resulta desesperanzador y un alivio. Desesperanza, sin amor. Y alivio porque al salirse ella de la ecuación, la electricidad y yo volvemos a ser amigos y a ver si no acaba resultando que el causante de tanto apagón y tanta mierda es agosto y no tú.
Viva el verano
Monday, August 13, 2007
Sunday, August 12, 2007
Monday, August 06, 2007
So where were the spiders while the fly tried th break our balls Just a beer light to guide us So we bitched about his fans and should we crush his sweet hands?