Merde alors ¿por qué no? Hablo de entonces, de Sèvres-Babylone, no de este balance elegiaco en que ya sabemos que el juego está jugado.
Monday, November 26, 2007
Sunday, November 25, 2007
Thursday, November 22, 2007
En la muerte de Fernán-Gómez
El autocar lleno hasta los topes, se arrastraba penosamente, cruzando la inhóspita llanura, camino de Cabezales. Mi padre, en uno de los asientos delanteros, había pegado la hebra con su nieto.
El viaje a ninguna parte, F. Fernán-Gómez
Album: El Viaje a Ninguna Parte
Canción: Canto (el mismo dolor)
Canto porque me levanto siempre con las mismas penas,
Saturday, November 03, 2007
Y es que el futuro no es como me lo han contado: los coches siguen caminando pegaditos al suelo , no hay vida orgánica alejada del carbono y representada por seres verdeamarillentos con brazos pseudopódicos y bocas varias, y el colonialismo planetario parece hoy más que nunca técnicamente imposible. Defraudados por la realidad, lo escritores de CF se ven condenados a uno de dos mundos posibles: o mutan o desaparecen. Yo, intentaría presentar un relato mutante de impagable deuda orwelliana, repleto de engaños, vaporizadores y 1714 cámaras de televisión ocultas. El prólogo histórico iba a ser lógicamente breve y carente de tecnicismos y explicaciones atómicas: inesperada debilidad solar, sucesivas edades de hielo, necesidad urgente de mudanza. Desde ahí, una estafa granhermano: pruebas de selección, cincuenta elegidos, duro entrenamiento. Para el viaje, dos años de hibernación que, en la práctica, serían cuatro horas de plácido viaje hasta los estudios de la Dreamworks en New Hampshire.
Incluso tenía preparado el primer párrafo del libro: "Ahora quiero creer -pero es mentira- que, cuando salimos del pabellón central para verlos despegar (y se oyeron risas y voces, ruidos de besos lanzados al aire y algún volvedpronto), ya noté alguna mirada de reojo y de complicidad entre los que se iban quedando rezagados, remoloneando, y que fueron los primeros en volver a la ciudad -aunque aquello no era una ciudad- y a los que solemos llamar Los de atrás. Pero eso sería luego, luego habría motivos para desconfiar, para el recelo, para creer que. En aquel momento de excitación y nostalgia y nervios, la mayoría solo acertamos a quedarnos embobados, con la mirada fija en la popa de la nave que pronto fue humo gris negruzo y, al cabo, un puntito en el cielo y finalmente nada (y los más decididos o fanfarrones -empezábamos a conocernos y entre nosotros se había establecido una especie de pavoneo flirteante un tanto alocado- juraban que aún podían ver la estela de la Queen Silvie por entre la silueta de las dos lunas contrapuestas de XJ14) Al regresar al pabellón central me fijé en el cartel de bienvenida que habían colocado justo en el lugar donde empezaba la señalización amarilla y la calle mayor se convertía en pista de despegue: Bienvenidos a Twintown, Asimovland. Lo rocé al pasar con un dedo y me pareció latón o algún material similar: como todo en aquel planeta era básicamente terrestre, acondicionamiento, al parecer, necesario para que no nos sintiéramos abandonados del todo: los campos olían a trigo pero no había trigales, el aire sabía a salitre sin mar, las afueras apestaban a caucho sin fábrica de neumáticos: unos aspersores olorosos que soltaban breves ráfagas incoloras de gas salitre -o caucho, o trigo, o atasco en hora punta, o alquitrán, o ferrocarril- situados estratégicamente, mantenían a raya nuestras melancolías olfativas. Seguí tocando todo lo que encontraba a mi paso -un árbol, una formación rocosa con musgos, un enorme ciervo de peluche (al que los tipos del doce C llamaban animadamente Blandy) digno representante de la fauna local"
Y releyéndolo produce cierto alivio saber que nunca será escrito.
Friday, November 02, 2007
Yo sería un fantástico cadáver flotando en el agua, bocabajo, de esos con gabardina y sombrero de ala ancha y zapatos de tafilete, asesinado tal vez por un ajuste de cuentas tendría un agujero de bala a la altura del pecho -sin orificio de salida: me habría arruinado la camisa de dos mil dólares Pierre Cardin, de seda, pero la gabardina aún se podría utilizar- Supongo que me dispararían al salir de Antonello's y sería sencillo: soy un hombre de costumbres, es fácil seguirme la pista: los lunes, a las dos, spaghetti boloñesa -ay, Ricardo- y una botella de vino de Chianti, conservada en una nevera especial para vinos, a nueve grados. Tendrían un francotirador apostado en la azotea del edificio de enfrente, rifle de mira telescópica apuntando al corazón, silenciador, casi ni me daría cuenta: un dolor agudo e intenso, mi nombre gritado por Lola, la buscona hispana de turno; y luego nada. Llegarían en un C 220 negro, me cogerían entre dos (probablemente Piero y Gian Luiggi, los perros favoritos de Papá) y me meterían en el maletero. Se bajaría la ventanilla lo justo para que apareciera una mano enguantada que, con marcado acento napolitano, diría: "la puta también se viene" Lola, congelada por el shock, no opondría resistencia alguna: mejor: si jugaba bien sus bazas tal vez lo peor que le podía pasar era tener que aguantar el aliento fofo mentolado de Papá Corsino en lugar del mío, la gente cambia de bando, sucede constantemente. Nadie vería nada y yo ya estaría muerto: mi camisa olería a pólvora y a sangre como si me hubiera caído un poco de salsa boloñesa o, peor, el camarero me la hubiera derramado al servirme: y sería lo último que serviría en su vida. Vendrían hasta este extremo del puerto deportivo ya de noche (nocturnidad innecesaria pues la policía local ve y oye lo que Papá Corsino quiere que vea y oiga) y más que desprenderse de mí me depositarían con mimo: no querrían que una corriente o un barco despistado arruinaran su obra de arte: mi muerte era una advertencia: así trata Papá a los soplones. Y así luciría mi gabardina al día siguiente en primera plana: desplegada, oscurecida, empapada, inerte. Lucio Spadafucile encontrado muerto: la policía cree que se trata de un atraco.
Papi, dice mamá que si te has quedado dormido, que me lleves a tomar un helado. Papi, quiero un helado, papiiiiiiiiii
La foto procede de www.fotolog.com/editorialaljor y es una idea fotonarrativa de J C-A, también conocido como el hermanísimo. En ese espacio se encuentran las visiones primeras a cargo del sr Baxter, convecino y sin embargo amigo. Pronto el tercer relato.